jueves, 6 de noviembre de 2014

Gianni Rodari, el mago de los cuentos infantiles




A pesar de que hace más de 30 años de su fallecimiento, las obras de Rodari continúan divirtiendo y emocionando a lectores de todos los rincones del planeta. 

El nombre de Gianni Rodari significa mucho para niños y educadores de todo el mundo por la riqueza y la relevancia de su obra, una de las más importantes de la literatura infantil del último siglo. Italiano, nacido en la localidad piamontesa de Omegna el 23 de octubre de 1920, fue maestro, periodista, escritor y pedagogo.

Sus primeros escritos para niños -retahílas humorísticas, coplas y cuentos cortos fantásticos- aparecieron en el periódico milanés L’Unitá (del que Rodari fue primero cronista, luego redactor jefe y enviado especial) a partir de 1948. El entonces director del periódico le animó a realizar un dominical de corte infantil, del cual surgieron dos obras con posterioridad: El libro de las retahílas (1950) y Las aventuras de Cipollino (1951).

Y es que si algo caracteriza la obra de Gianni Rodari es el buen uso del humor y la fantasía entusiasta que la envuelve, sin obviar una cierta visión crítica de la sociedad.

En la década de los 50 pasó de un periódico a otro, y siguió escribiendo textos que gustaban tanto a grandes como a pequeños, e iniciados los años 60 comenzó a recorrer las escuelas italianas, donde, a través del contacto directo y la interacción con los niños mientras leía sus cuentos, observó las reacciones de su audiencia y tomó notas para tratar de averiguar la técnica correcta a la hora de crear buenas historias. De estas anotaciones y de dicha experiencia nació una de sus obras principales, Gramática de la fantasía: introducción al arte de inventar historias (1973):

"Yo espero que estas páginas puedan ser igualmente útiles a quien cree en la necesidad de que la imaginación ocupe un lugar en la educación; a quien tiene confianza en la creatividad infantil; a quien conoce el valor de liberación que puede tener la palabra", apunta en este libro como posible síntesis de su filosofía de trabajo.

En la obra de Rodari encontramos un firme compromiso pedagógico, no solo destinado a los niños, sino también a educadores y padres, unido a un deseo de reforma social, manifestado en su espíritu pacifista o en la preocupación por los menos favorecidos frente a los estamentos sociales más altos.

Por otra parte, Gianni Rodari no se limitaba a inventar y escribir relatos que entretuvieran a su público, sino que lo invitaba a inmiscuirse en la historia y a completar la trama. Para el autor italiano "es creativa una mente que siempre trabaja, que siempre hace preguntas, que descubre problemas donde los otros encuentran respuestas satisfactorias".

Los esfuerzos y la dedicación a la literatura infantil de Gianni Rodari tuvieron recompensa en 1970, cuando logró el Premio Hans Christian Andersen, el mayor galardón internacional para un escritor del género.

Pese a que hace treinta años que nos dejó (Roma, 14 abril 1980), la lectura de sus cuentos continúa divirtiendo a la vez que emociona y enseña valores a quienes la disfrutan.

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